MÁS DIFICIL TODAVIA


No es un secreto que para los murcianos y más concretamente para los socialistas, todo es más difícil. Solo días después del varapalo electoral, la primera decisión del nuevo gobierno de Zapatero, nos pone a los pies de los caballos ante nuestros conciudadanos, porque aunque entiendo las razones de la decisión y de la justicia de la misma, si el murciano de a pie no ha entendido hasta ahora la política hidráulica socialista, menos aún podrá compartir los argumentos que nos empeñamos en enarbolar. El hecho de que se reconozca que el Ebro tiene excedentes, que se puede hacer una obra hidráulica medianamente sostenible, entre otras cosas, no ayuda a asentar las razones que se utilizan para negar los caudales de dicho río a las comunidades de Valencia, Murcia y la provincia de Almería.

Es verdad todo lo que se dice, por un lado y por otro. Es verdad que no es lo mismo garantizar el agua para el consumo humano que para la agricultura, (o para salir “chulos” en el anuncio de Polaris), pero también es verdad que negar a unos lo que se le da a otros ataca totalmente la solidaridad interterritorial y la actitud garante de la Administración Central para con la igualdad entre los españoles.

A todo esto se une el descrédito que el PSOE tiene actualmente en la Región, cuyo líder está lejos de convencer ni siquiera a los suyos del rumbo estratégico e ideológico de un Partido que se aproxima “peligrosamente” a su proceso interno ordinario. Zapatero debería entender que un gesto con el Levante español en este momento sería más que necesario para acabar de raíz con el rastrero argumento de que no gobierna para todos igual y que le da exactamente igual lo que pase en Valencia y en Murcia.

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