"En estos días inciertos en que vivir es un arte", me reconforta ver como la razón y la verdad se abren paso en la escena política, como, desde que el juicio del 11-M quedó visto para sentencia, el supremo le ha dado la razón a los policias del "caso bono", y sobre todo desde que ZP le dió a Rajoy una lección de ideario, medidas y cintura en el debate sobre el Estado de la Nación, lo vemos todo más claro, el futuro es más esperanzador.
El cambio de gobierno, es un sintoma más de que el camino de las reformas no se acaba con esta legislatura, sino que tendremos cuatro años más para profundizar en la adquisición de derechos, en un cultura para todos y entre todos, motor como cualquier otro de nuestra economía, una sanidad de calidad y que investigue lo que tenga que investigar por encima de prejucios éticos y morales y una vivienda al alcance de los jóvenes, considerada como tiene que ser, un derecho constitucional y no un negocio de unos pocos como es hasta ahora.
Pero en el lado contrario me encuentro a mi Región, absorvida por el monocultivo del ladrillo, (esta es la legislatura del proyecto de Marina de Cope), que no tiene alternativa y condena a los murcianos a pan para hoy y hambre para mañana. Como ya pasó con el antes nuestros políticos cortoplacistas vuelven a basar nuestro desarrollo en un bien escaso y limitado, ayer fue el agua hoy es el suelo.
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